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Algunos porqué del NO al S.A.P.

Jorge Garaventa

Cuando insistimos en la inexistencia del Síndrome de Alienación Parental no hacemos eje únicamente  en el rechazo a ser reconocido por instituciones científicas de vanguardia a nivel internacional y la consecuente negativa a ser incluido en sus publicaciones, sino a la construcción intrínseca  del cuadro que no responde a las pautas mínimas consensuadas por la comunidad científica internacional. Agreguemos que su aplicación genera alteraciones severas en la psiquis de las niñeces lo cual deviene en singularidades de características tormentosas para quien las transita. Se concibe al niño y a la niña como sacos fofos capaces de alojar naturalmente y sin resistencia un discurso que contradiga sus sentimientos, emociones y vivencias para naturalizar un otro discurso que lo enajena y lo automatiza. Herencia de las teorias Watsonianas que concebian a las niñeces con tábula raza a la cual los adultos iban realizando las inscripciones que desearan y establecerlo a su imagen y semejanza. disparatada teoría que jamás estuvo en ningún anaquel de seriedad epistemológica.

Un detalle que no es nada desdeñable: Este cuadro rara vez es señalado o detectado en los consultorios psicológicos sino en sede judicial. Se constituye entonces la extraña situación de un constructo supuestamente  psicológico que no aparece  en los  espacios de tratamientos de niñas, niños y adolescentes sino en los de defensa judicial.   

Lo mismo es válido para los “cuadros psicológicos” que lo sustituyen o complementan tales como la co construcción del relato, la detección de discurso adulto o la implantación de falsos recuerdos.

Decíamos en un escrito anterior:

“El cachorro humano, nace en absoluta indefensión y dependencia. Su  supervivencia dependerá exclusivamente de los adultos responsables y su capacidad y predisposición para brindarle herramientas idóneas para habitar el mundo. Estos irán “prestando” pies, manos y soporte para que el niño finalmente pueda pararse, sostenerse, caminar; andar por el mundo.

Paralelamente, va haciendo su ingreso al universo simbólico, el plus de la cultura al que se accede a través del lenguaje. Serán los adultos significativos quienes irán dotando de sentido a los sonidos que luego serán las palabras. No hay lenguaje sin vocabulario posible si no es a través del otro. También se le van prestando las palabras. La clínica es testigo de lo que ocurre cuando el estímulo amoroso está ausente en esta etapa crucial. No hay maduración sin el otro, no hay crecimiento sin el otro. No hay lenguaje sin el otro.

¿Cómo fue que este acto de amor pasó a ser manipulación? ¿Cómo es que la buena palabra pasó a ser mala? ¿Cómo fue que al acto de asistir al niño para que venza el miedo y hable de sus angustias y sus padeceres devino contaminación? ¿Cuándo fue que el acto fundante de la comunicación humana pasó a ser delictuoso? ¿Por qué ocurrió que jueces, fiscales, abogados, psicólogos, se ensañaron tan salvajemente con las palabras de los niños que revelan abuso sexual?”

Volviendo al SAP. Niñas y niños no revelan fácilmente la violencia intrafamiliar que  incluye el abuso sexual. No obstante desarrollan una serie de cambios de conductas abruptas que advierten a los  adultos responsables que algo grave le está ocurriendo, signos que claramente colocan al especialista observante en la hipótesis del abuso.

Hoy las capacitaciones en Educación Sexual más publicidades en los medios incentivan a develar lo ocurrido, cosa que efectivamente suele ocurrir en un clima de confianza con un adulto responsable que lo auxilie en el apaciguamiento de la culpa que la confusión afectiva del ataque sexual genera.

La confusión está en relación a que el niño/a se acerca al perpetrador  por amor y en lugar de ello se encuentra con la irrupción perversa  de la sexualidad adulta. En la medida que su palabra puede ser cobijada percibe la traición afectiva del abuso y por ende experimenta miedo y rechazo al  contacto con el abusador,  a su vez que el otro progenitor, generalmente la madre se constituye necesariamente en adulto protector.

Este es el momento  en el que se trata de implementar el SAP creando terror e inseguridad extrema en el niño que en general  porta además amenazas que se le profirieron en el momento del abuso.

El niño/a habló porque el Estado, la  Escuela, su madre le sugirieron que lo hiciera y ahora esto se le convierte en un calvario porque la Justicia, al validar el la descalificación de su palabra, le dice que lo que vivió jamás lo vivió, que todo  se lo  inculcó su madre y que su destino será vincularse  con quien lo abusó.

¿Es  necesario explayarse para entender que ocurre en la psiquis de ese niño/a? Un desorden psíquico de proporciones ya que se desarticula el universo de sentido y de realidad al negarle veracidad a lo  vivido. Corre el riesgo de despersonalización, de disociación extrema, de perder de vista su realidad psíquica. Pero a su vez, la amenaza latente de obligarlo a la vinculación con quien no quiere y  teme desde sus propias razones se convierte en un terror constante equivalente a la tortura que lo coloca en una expectativa ansiosa desestructurante donde su horizonte y transcurrir de vida se reducen a estar atento a lo que puede ocurrir en cualquier momento. Y a veces ocurre, bastante a menudo, ocurre.

Por eso!

Fines de mayo de 2023