¿Estás Seguro???
Ideas en Torno a un Debate sobre “Inseguridad Ciudadana”
La búsqueda de las causas de las distintas formas de la
violencia cotidiana no es una intención de los grandes medios de comunicación,
ya que el ciudadano asustado solo pretende un discurso represivo que le prometa
el fin del mal. Lejos de querer afirmar que la inseguridad no existe, trataremos
de mostrar que las inseguridades de las que no se hablan es la raíz de lo que
tanto preocupa a los ciudadanos de clase media, especialmente de capital y el
conurbano, y que empieza a dar algunos zarpazos en geografías más distantes y
menos pobladas.
Jorge Garaventa*
(para La Tecl@ Eñe)
Cada tanto, y en general a consecuencia de algún hecho que cobra visos de
espectacularidad, el tema de la Inseguridad Ciudadana vuelve a instalarse en la
agenda de determinados medios que están en guerra con el gobierno nacional.
Éste, al menos durante un tiempo dio la batalla en el campo que se le proponía;
claramente un error de evaluación. Si algo no necesitaban quienes habían sufrido
algún delito, ni quienes francamente asustados o solidarios honestamente
levantaban la bandera de la inseguridad era que Aníbal Fernández saliera a
relativizar su realidad hablando de una sensación de inseguridad que, según el
ex ministro no se correspondía con lo que efectivamente ocurría. Tampoco aportó
porotos al Gobierno que cuando ya no perteneciera al círculo áulico, el Senador,
reviera la posición que tantas veces afirmó en sus mañanas periodísticas, para
decir que efectivamente lo que ocurría era mucho más que una sensación... ¿O
acaso ignoraba que los medios a los cuales aludimos iban a subrayar con moldes
de colores su reacomodamiento posicional? No obstante, que alguien, en estos
tiempos de semblantes infalibles, se atreva a modificar una posición, es digno
de destacar.
Sigo. Desde que, al comienzo del gobierno de Cristina Fernández, se rompiera en
pacto que tan cuidadosamente Néstor Kirchner había establecido con el grupo
Clarín, todo parece indicar que no siempre se ha acertado en las estrategias que
permitan neutralizar el encarnizamiento que el mega grupo dispara desde sus
medios, fundamentalmente el matutino y el canal de televisión TN.
No fue la primera mandataria sino el grupo empresario el que dinamitó el acuerdo
cuando sintió que las medidas del gobierno golpeaban de lleno en sus eternos
privilegios. Representantes en primera instancia de la oligarquía agrícola y
vacuna, perdieron la prolijidad y las formas, y mostraron la cara más bestial de
su negativa a dejar de cogobernar el país. Tal vez el error que el gobierno pago
con exceso fue no haber tenido la claridad de despegar a los pequeños
productores de los efectos de sus medidas, regalándole a la Sociedad Rural un
aliado impensado. Rápidamente para los ruralistas dejó de ser un problema de
dinero para convertirlo hábilmente en una cuestión política que supieron
aprovechar. Pero hablando de dineros y privilegios, no pocos legisladores
abandonaron su disciplina de bloque para internarse en una libertad de
conciencia que prometía importantes dividendos.
Clarín se instaló decididamente como el vocero del conflicto; un tanto atrás, La
Nación siguió el ejemplo y Lanata empezaba a dar las primeras señales de su
vuelta de campana desde un modesto pero esperanzable Crítica de la Argentina,
que terminó en una estafa sideral para con sus empleados.
Desde entonces, y aunque ya sin el potencial destituyente que encarnaba aquella
disputa, Clarín sigue liderando una oposición inarmónica pero salvaje que
ostenta una novedad metodológica. El desgaste no apunta a resaltar los errores
de la administración gubernamental sino a demonizar sus aciertos, agitando
impiadosamente los fantasmas que hacen entrar en pánico a la clase media y el
medio pelo, algo así como la revancha de los montoneros. Algunas crónicas
resultan a la conciencia política, más graciosas que los squetch de Capussoto,
aunque el país no es precisamente una broma.
Fuera de escena Alberto y Aníbal Fernández, quienes durante años pusieron cada
mañana sus bigotes al servicio de la defensa de la administración de Néstor y
Cristina, hoy es la Presidenta quien se ha hecho cargo del contrapunto lo cual,
mas allá de los resultados, no es una buena noticia porque indica que al menos
en este aspecto, el gobierno se ha quedado sin los imprescindibles fusibles y
por lo tanto el desgaste podría sufrirlo la figura que mas habría que
resguardar.
No compartimos el optimismo de quienes sostienen que con la desinversión que
ordena la Ley de medios, a fin de año esta situación se revertirá
inexorablemente. La Justicia ha dado demasiado tiempo, y esto no es seguramente
inocente…los monopolios suelen tener sus formas de salvar algo de la ropa cuando
no les queda mas remedio que cumplir con la ley que nos ampara a todos. Como
fuere, seguramente se producirán movimientos que deberían redundar en saludables
consecuencias en las políticas de medios.
El gobierno, en este sentido, implementó una política que no parece haberle dado
los frutos esperados. En vez de propiciar espacios de pensamiento independiente,
acumuló radios, diarios, revistas y canales de televisión con discurso adicto.
El espacio vacante ha sido ocupado por los medios alternativos que aún hoy
siguen expectantes en cuanto al impulso que prometió brindarles la ley aludida y
por la cual tan vehementemente lucharon.
El espacio Carta Abierta, en la advertencia que le siguió a la estrepitosa
derrota de Filmus insinuó una autocritica en relación a la política de medios
que nadie escucho y que rápidamente ellos se encargaron de diluir… la esencia
era: solo atendemos a los medios que hablan bien de nosotros. Pero si bien esa
autocrítica parecía bien encaminada, no dejaba de contener una concepción
inocente ya que “del otro lado”, lejos de querer informar, se había conformado
un conglomerado que tenía, y tiene, como objetivo esencial el intento no solo de
sostener el monopolio de la palabra, al precio que fuere, sino el negocio del
papel, que a fuerza de sangre, mentiras y desapariciones habían logrado
acaparar.
He aquí entonces una precisión. Cuando combaten la ley de medios no defienden su
derecho a informar sino negocios multimillonarios. La supuesta información,
entonces, no es otra cosa que manipulación de la opinión pública al servicio de
sus intereses, particulares y de círculo. Intereses que en definitiva encarnan
dinero y poder.
Una segunda precisión: en este tema al gobierno se lo combate por sus aciertos y
no por sus errores.
Y como era de esperar, Clarín, con sus casi 70 años de existencia iba a cobrar
cara su derrota. De hecho, ya son cosas del pasado aquellas consignas que
auguraban el fin del diario. A 5 años de comenzado el enfrentamiento, sigue
siendo, por lejos, el matutino mas leído en el país y el mas consultado en la
web.
Esto no constituye un elogio sino una preocupación ya que esta noticia está
lejos de fortalecer la salud democrática.
Su política de apelar con sus estímulos a lo mas reaccionario del ciudadano
medio, azuzando sus temores e inseguridades, se ha mostrado exitosa
Clarín logra hacerse vocero, entonces, de los sectores más disolventes del
espectro social
La desinversión obligatoria no parece que fuera a afectar al órgano símbolo de
la defensa de los privilegios de uno de los grupos económicos más poderosos del
país, al cual, tanto militares como civiles, eligieron como aliado en distintas
etapas de su ejercicio. Algunas consecuencias se pagan hoy y se seguirán pagando
ya que la nobleza no parece estar dispuesta a ceder así porque si lo que
consideran propio y natural.
Inseguridades
Intentaremos mostrar que el debate por la inseguridad está íntimamente ligado a
estos desarrollos. Y lejos de querer afirmar que no existe, trataremos de
mostrar que las inseguridades de las que no se hablan son la raíz de lo que
tanto preocupa a los ciudadanos de clase media, especialmente de capital y el
conurbano, y que empieza a dar algunos zarpazos en geografías mas distantes y
menos pobladas.
La búsqueda de las causas de las distintas formas de la violencia cotidiana no
garpa, como gusta decir a los jóvenes, ya que el ciudadano asustado,
razonablemente, solo pretende, y los medios lo azuzan en ese sentido, un
discurso represivo que le prometa el fin del mal. Peligrosamente, democracia y
derechos humanos suelen quedar del lado de las complicidades…no para todos, por
suerte.
Quienes han sido víctimas de un hecho delictivo y quienes temen serlo confluyen
en un reclamo de mano dura pretendiéndose ajenos, como sociedad, de aquello que
acontece. Esta se dividiría claramente en honestos ciudadanos y delincuentes, la
gente como uno y los otros. La tarea de los medios complementa tomando
situaciones similares de distintas geografías y tejiendo uniformidades y
estigmatizando a distintos sectores. Cuando no vamos por las edades vamos por
las nacionalidades. Hace unos días Clarín informaba acerca de las bandas que
ingresan a robar en los departamentos y casas, como al pasar consignaba que en
general estaba formada por colombianos. Un tiempo atrás decía de los carteristas
y arrebatadores, muchos son peruanos…
El ciudadano medio, prejuicioso y asustado, que consume sin deglutir demasiado
críticamente va armando su propio esquema:
Los colombianos roban casas
Los peruanos son arrebatadores
Los chilenos son pendencieros y ladrones, también estafadores
Los bolivianos son adictos y vagos. Algunos, como los paraguayos, son albañiles,
pero también ladrones.
Los chinos son mafiosos despiadados
Los japoneses son honestos tintoreros
Los judíos son avaros
Los alemanes muy trabajadores
Los ingleses son educados pero borrachos
Los argentinos de clase media son trabajadores
Los de clase baja son vagos que no quieren trabajar y viven de los subsidios
Los de mas abajo son ladrones, asesinos, violadores y promiscuos….y siguen los
datos.
Todo esto, aunque parezca un lugar común de los prejuicios caseros, es el
entrelineado de una semana de Clarín, La Nación, y en menor medida Perfil.
A quien lo suponga exagerado lo invitamos a repetir el ejercicio, que además
resulta entretenido.
¿Significa esto que los medios masivos inventan la realidad? Nada de eso, pero
si la proveen de ropaje cada día lo cual permite que se destaque un color u
otro.
La inseguridad de la que se habla es un concepto que atañe a lo individual y que
como tal reclama además una solución individual, cárcel o muerte para el
delincuente, y… nada de derechos…
El pensamiento social sobre la inseguridad se construye repensando las causas de
la inequidad por un lado y de la descomposición de algunos valores por otro,
pero con la convicción férrea e innegociable de que todo ha de hacerse en el
marco del respeto por la vida, como bien supremo.
Inseguridad y violencia van de la mano. Nada mas violento que alguien
acribillado en una salidera, o que un niño muerto de desnutrición, o un adulto
avergonzado porque no puede sostener a los suyos, o que una mujer golpeada o un
niño abusado. Nada más inseguro que el hambre, la pobreza y la desocupación, que
la falta de educación en general y de educación sexual en particular.
La inseguridad en todas sus vertientes exige políticas públicas que apunten a su
destierro. Hay inevitables medidas que son paliativos, que no pueden
eternizarse, porque si ello ocurriera sería una muestra de que vamos mal pero
estamos peor, pero que son inevitables, como los planes sociales y los subsidios
en sus distintas vertientes. ¿Podemos pensar que es casual que los multimedios
sugieran todo el tiempo que el ciudadano honesto está bancando la vagancia del
que nada tiene?
La inseguridad existe porque no se ha logrado desterrar plenamente la injusticia
social, porque aún no hemos reconstruido con decisión los lazos solidarios,
porque el sálvese quien pueda se sembró en la dictadura pero se recreó durante
una década en democracia, porque el egoísmo es norma, porque hubo violencia
desde el estado tolerada desde lo social, porque la educación golpeadora sigue
teniendo adeptos, porque la nostalgia autoritaria anida en quienes se rasgan las
vestiduras por la violencia en la escuela pero piden soluciones violentas.
La inseguridad existe, cada quien tiene ideas distintas acerca de qué se trata.
Existe una fogata que puede tornarse peligrosa y también quien pone más leña al
fuego.
Nunca supe demasiado la dirección que iba a ir tomando este escrito, apenas un
inseguro intento de pensamiento crítico, una esperanza, como siempre digo, que
haga lazo social con el pensamiento colectivo.
Pretendo pensar un tema tan caro a nuestras éticas aportando algunas ideas. No
estoy seguro de haberlo logrado ya que no son tiempos de certezas, pero vos…
¿estás seguro…???
*Psicólogo