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La Previa del Femicidio

Jorge Garaventa



Vanesa Bertotto, una joven de Villa María, dio tal vez el paso más importante para preservar su vida: luego de ser salvajemente golpeada por su novio, Diego Pujol, hizo la denuncia policial y subió las fotos al Facebook,mostrando el impresionante estado en que había quedado luego de la agresión.

La joven hace lo que siempre propiciamos, deseamos y esperamos, la Justicia, no tanto.

La causa es rápidamente caratulada como “lesiones leves y amenazas”,lo que devendrá en dos acciones mas o menos inmediatas, el establecimiento de un cerco perimetral que el agresor no debería transponer, y su libertad ya que el delito es excarcelable.

Venimos diciendo hace rato que es necesario adaptar las leyes pero que el problema dista de ser legal, que es altamente ideológico. No se trata de que haya mas normativas para aplicar, o no solamente, sino que hay que intentar cambiar la cabeza de los jueces…o los jueces…

Como hace años lo viene visibilizando “La Casa delEncuentro” con sus reportes anuales, prácticamente muere una mujer por día en nuestro país, asesinadas por su pareja o ex pareja.

La experiencia también nos muestra que este tipo de agresiones suelen ser apenas el preámbulo de un calvario para la mujer, y las vísperas de su muerte. O sea, no estamos ante “lesiones leves y amenazas” sino ante un claro intento de asesinato que por las razones que fuere, seguramente ajenas a la voluntad del atacante, no se consumó en ese momento.

Sostenemos la convicción de que su frecuente difusión no ha aportado todo lo necesario para que se entiendan con más claridad las características especiales de la violencia de género, y el odio indómito en el golpeador hacia la autonomía sexual, afectiva y social de la mujer a la que ha decidido propiedad privada. También pensamos que en muchos casos el sustrato ideológico de quien tiene a su cargo decidir sobre el tema lo lleva a escandalizarse de la brutalidad del agresor pero con un cierto marco de comprensión. Se mostraba en estos días la foto de la denunciante, golpeada, pero también la de su portada donde lucia un diminuto traje de baño para mostrar que “no era tan una chica de su casa”.

Hay un como si de algunos recursos junto al pretexto de la carencia de otros. El tema de la restricción perimetral es tal vez el paradigma de lo que planteamos: establecida la denuncia, se decide que el agresor no podrá acercarse a determinada cantidad de metros de su víctima. Si así ocurriera, “ella” deberá hacerlo saber a la fiscalía de turno, o en algunos casos, caratulados como más graves, accionar el botón antipánico que se le proveyó. No hay posibilidades de custodia porque no hay recursos, se dice. Llamativo ya que basta transitar por la zona donde viva algún ex represor con prisión domiciliaria o a punto de ser juzgado para observar un campo minado de recursos estatales. O sea…recursos hay, no hay conciencia o voluntad de derivarlos a determinadas situaciones.

Probablemente Vanesa, merced a su coraje y decisión, sea una de las historias con final feliz, pero no deberían ser las condiciones personales las determinantes sino las políticas públicas y la conciencia social, porque lo que hoy parece pesar sobre todas las cosas, que el machismo mata y la sociedad conciente, por eso, entre otras cosas es tan necesaria la presencia rectora y pedagógica de la justicia, de una Justicia Otra…