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EL MALESTAR EN LA CULTURA DE LA CRISIS                                                        

Lic. Jorge Garaventa

 

 

Convocado A pensar públicamente sobre el malestar en la cultura de la crisis me encontré, lugar común al fin, con mi propio interrogante: ¿Desde donde? ¿Cuál será una palabra distinta que justifique la ilusión de quien me invita al panel de que puedo producir algo diferente, o al menos intentarlo y mi anhelo de hacerme cargo de ese lugar?

Descartada voluntariamente la producción freudiana clásica, pues supuse a otros miembros del panel mas idoneidad sobre el tema, decidí abocarme a desgranar el título de la convocatoria..

Antes, algunas disquisiciones: Freud y Lacán, a no dudarlo, fueron sujetos comprometido con la subjetividad de su época.

Ninguno de los dos, mas allá de mitos descalificatorios se sustrajo a los avatares que vivía. " No deje de avisarme por favor, dijo Lacán a su paciente Pierre Rey cuando este le dijo que iba a ver que pasaba con las manifestaciones estudiantiles del mayo francés."

"...recomiendo la GESTAPO a todo el mundo.", escribió y rubricó Freud en la frontera de su salida al exilio. El hombre que más comprendía al ser humano, no comprendía al ser humano, y se debatía entre la ilusión que le producía el provenir del psicoanálisis y el malestar en esa cultura que violentaba la naturaleza del hombre. Naturaleza irreversible, reconocerá en la cima de su pesimismo cuando le dice a Einstein que no hay remedio, en una carta que dejaría a Marx opacado al decir que la violencia en definitiva apunta a consolidad la sumisión que una clase ejecuta sobre el todo, gracias a que tiene en sus manos la educación, la religión, la policía. En definitiva, los fundamentos últimos del poder, que para Freud era sinónimo de violencia.

Pobres hubo siempre se dice por ahí intentando cerrar un poco los ojos.

Y algo de eso hay. Incrédulo a los basamentos mismos de la solidaridad Freud, en casi toda su vida pobre, que no es lo mismo que su pobre vida, tuvo la plena solidaridad de sus amigos y fue solidario. Hacía colectas, llevaba sus pacientes de vacaciones. Un ejercicio de narcisismo reconocido por muy pocos. Siempre tuvo claro que lo hacía por el, pero lo hacía.

Cuenta la leyenda que no atendía gratis. Empobrece el tiempo disponible para investigar diría. No olviden que para Freud, atender pacientes era el pretexto para investigar. Investigar era la tarea que daría sentido a su paso por la humanidad. En este aporte inmenso, siempre fue dejando huellas de que quería reconocimientos personales.

Muy joven aún, simple estudiante, hacía trampas a sus futuros biógrafos escondiendo su historia y no dejaba de reclamar a futuro, placas y diplomas. Sin por supuesto dejar de lado en este anecdotario la violencia verbal despiadada que infería a sus colegas cuando no se sentía claramente reconocido en un escrito.

Lacán no sufrió los avatares económicos de su maestro pero también fue solidario. Elegía a sus pacientes por la problemática, no por el bolsillo. " ¿Cuánto pensaba pagarme?, disparaba al final de la primera entrevista. Eso sí, pasada la lotería de los primeros 10 segundos, si el paciente vacilaba le decía, bueno, deme tanto. "Una cifra razonable, diría Pierre Rey".

A que viene este desordenado anecdotario? No soy muy amigo de la palabra solidaridad. Menos aún de su proliferación ultimantente en artículos científicos. No hablo de la práctica. Hablo de la esencia. El psicoanálisis nos enseñó que la traducción exacta de lo hago por ti es sencillamente, lo hago por mi.

Si acordamos que la solidaridad con sus indudables efectos benéficos no es otra cosa que narcisismo en acto cambia notoriamente la concepción que tenemos del malestar y de la crisis. Creo que no así de la cultura, pues desde la óptica freudiana se abunda en fundamentaciones cercanas a mi planteo.

¿Qué dice sobre los sustantivos del título el diccionario de la Real Academia Española?

 

Malestar: desazón- incomodidad indefinible.

La desazón, sabemos, es una denominación literaria de la depresión que conduce a una atonía generalizada, pero al ladito leemos, incomodidad indefinible, que es la piedra basal de la demanda de análisis, o, dicho de otro modo, lo que pone en evidencia la desarmonía del sujeto consigo mismo.

No voy a abundar, por harto sabidos, en los procesos de identificación que llevan a fenómenos grupales o colectivos. Solo diré: Si se intenta hablar de un malestar se está escotomizando la verdad. Se trata de malestares, del colectivo social que agrupa por coincidencias identificatorias pero no anula identidades o sectores.

El movimiento de diciembre por ej, largamente liderado por ahorristas, tuvo una uniformidad solo en los medios de prensa y tomó por sorpresa a muchos, incluidos los piqueteros que hacia ya años que mostraban su desazón.

Pero si el fenómeno se toma por uno solo y uniforme la posibilidad de control y explicación (suelen ser lo mismo) se torna posible y deja mas serenos a los analistas políticos y a los dueños de los medios, que hoy sabemos, son pocos y del mismo origen.

Cuando jóvenes piqueteros arremetían contra el Banco Francés de Flores, la policía los reprime violentamente y Crónica TV muestra como algunos son arrastrados de los pelos.

Días después al mismo banco llegan ahorristas que rompen puertas, vidrios y espejos. "Señora, por favor!" Fue lo único que se oyó decir a un oficial que fue empujado por una ahorrista. No son lo mismo.

La llegada de los piqueteros a Capital Federal, que hasta ese momento (diciembre) era molesta y perturbadora es recibida con aplausos desde los balcones. No son lo mismo.

Decía entonces que es necesario hablar de malestares:

José, piquetero, no puede ir a su sesión en el Hospital de La matanza. Está tan desganado y avergonzado por no traer el sustento diario, que no puede levantarse de la cama.

Juan, pide cambio de horarios. Está organizando un trueque y los horarios le coinciden.

Luis no puede ser disuadido ni por sus compañeros ni por su psicóloga y sigue preparando la molotov para la marcha.

La organización social puede postergar, atemperar y hasta suspender el efecto de una estructura, pero el malestar será siempre individual, y es ahí donde el psicoanálisis tiene mucho por hacer y decir.

Donde entonces SI las confluencias narcisistas pueden diseñar una ilusión solidaria con efectos reales.

¿Es muy desencantador decir que el narcisismo y la culpa suelen ser el motor de la solidaridad? ¿La hace menos efectiva o nos permite captar mejor los devaneos sociales e individuales?

Sobre crisis: Situación dificultosa dice el diccionario de la Real Academia Española.

¿De que crisis hablamos? Yo creo que de la crisis de la ilusión. Pareciera que el sujeto social, si existiera, no puede vivir sin ella.. Y al ser un entramado de malentendidos se va construyendo una ilusión tras otra que tienen la estructura de lo que cada uno le proyecta.

No es casual que El malestar en la Cultura, lo mas pesimista de Freud haya sido posterior a El Porvenir de una Ilusión.

Freud nunca dejó de ilusionarse. No apostó a su pesimismo realista.

El 28 de Julio de 1929 le escribía a Lou Andrea Salomé: "...Ana ya le habrá dicho que estoy escribiendo algo y hoy he escrito la última frase con la que terminará el trabajo (El malestar en la cultura-nota del editor). Sus temas son la civilización, el sentimiento de culpa y otras cuestiones elevadas y me da la impresión, y así ha de ser, que es un trabajo enteramente superfluo.. Escribiendo este libro logré redescubrir las verdades mas banales."

73 años después es uno de los libros fundamentales de la cultura occidental.

Finalmente, el 19 de Febrero de 1934 le escribe a Marie Bonaparte: "...si viene los nazis y nos dejan sin patria como lo han hecho en Alemania tendremos que irnos, por supuesto. Pero yo estoy mas inclinado a creer que aquí tendríamos un fascismo de tipo austriaco, que, con todas sus incomodidades, sería mucho mas fácil de soportar., de modo que podría quedarme. El que haya riesgo de carácter personal es cosa que me resulta difícil de creer. Soy bastante ignorado en Austria. Los mejor informados saben que cualquier maltrato a mi persona provocaría mucho ruido en el extranjero."

La ilusión y el malestar continuaban la siniestra partida en la mente y la vida del creador del psicoanálisis.

 

Septiembre 13 de 2002