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De los niñ@s en Tribunales  ¿qué lugar para el psicólogo? (saberes y
prácticas *

Lic. Jorge Garaventa



A los fines de facilitar la escucha y la lectura este trabajo esta escrito
utilizando el genérico masculino.


El desamparo, el destrato y el maltrato hacia la niñez tiene consecuencias
directas en la sociedad, razón por la que estos intentos por aportar
pensamientos que devengan praxis debería ser la constante en una sociedad
que realmente este dispuesta a cursar responsablemente su destino. Si bien
es cierto que bastante se ha avanzado y que hoy no solamente contamos con
una flamante ley de protección integral de la niñez sino que algunos
sectores del Estado han tomado como eje central políticas correctas y
acciones correlativas no se puede esperar un cambio concreto mientras no
haya un movimiento de renovación ideológica que desaloje del colectivo
judicial al patronato.
Para ir entrando en el tema que nos convoca es fundamental sentar el
principio de que un niño en Tribunales da cuenta de una severa fisura
social.
La Justicia sienta a los niños en el banquillo algunas veces porque ha
transgredido una norma pero en general porque ha sido objeto de un delito,
sea abandono, maltrato de cualquier índole, violencia concreta o abuso. Si
bien es cierto que con la flamante legislación esto no debería ocurrir no es
menos cierto que con la legislación anterior tampoco debería haber ocurrido
ya que al ser la Convención Internacional por los Derechos de la Niñez parte
de la Constitución Nacional, ninguna normativa debería oponerse a ella. A
eso se agrega que el hecho de que el grueso de la ley de patronado haya sido
derogada modificada a través de los años lo sustancial constituía filosofía
Judicial en práctica en fueros de Minoridad y Familia.
No significa esto afirmar que todo esta igual sino que no  hay que
confundirse porque la cosa está en sus comienzos pero cuantos más
instrumentos legales estén a nuestro alcance mayor será el radio de acción
que se nos habilite.
Hasta aquí he transcurrido en una declamación cuasi jurídica,
entrecruzamiento indispensable e inevitable cuando se trata del abordaje de
la niñez judicializada. El abordaje de un niño en ese trance ha de ser
necesariamente interdisciplinario y en los distintos momentos del avatar
judicial Serra uno u otro el discurso predominante. Me refiero al que portan
las distintas profesiones intervinientes, psicología, derecho, servicio
social y últimamente también antropología.
Aunque sea una verdad obvia sabido es que cuando se forma parte ya sea de un
equipo interdisciplinario o sencillamente de una intervención cada uno debe
estar dispuesto no solo a renunciar a la exclusividad interpretativa acerca
de lo que está ocurriendo, sino que necesariamente ha de entender que el
discurso a construir sobre el niño en el ámbito de la Justicia es un
discurso inevitablemente colectivo.
Ninguna disciplina es dueña del saber acerca de lo que pasa con un niño en
Tribunales.
Ahora, es interesante poder establecer cual es el lugar del psicólogo tal
como alude la propuesta de este panel.
Desde la cuestión concreta el psicólogo en Tribunales tiene distintas formas
de intervenir ante la llegada de un niño cumpliendo funciones cuyo desempeño
dará cuenta no solamente de saberes sino de la subjetivación ideológica
desde donde ha elegido desempeñarse.
Las funciones predeterminadas como las que establece la Justicia
sencillamente delinean un marco dentro del cual cada profesional tiene
espacio suficiente para ir tallando su perfil. Estoy diciendo, no es verdad
que haya formas cepo de cumplir una función. Incluso esta forma es una toma
de posición por parte del profesional.
Las intervenciones mas clásicas son las periciales, sin embargo no lo son en
exclusiva ya que nuestro quehacer ha demostrado que hay muchas formas desde
donde operar y que pueden aportar a la necesaria transformación del pasaje
del niño por la marca judidical.
Una cuestión casi esencial atañe a la formación del profesional que se
interese en el tema. Es indudable que la formación de grado no aporta las
herramientas necesarias para estos abordajes. En honor la verdad hoy la
formación de grado habilita para muy pocas cosas, y asi seguirá siendo en la
medida que las casas de estudios sean capillas sectoriales. Pero en una
formación ideal tal vez ocurra algo similar ya que salvo que las
especializaciones se conviertan en desemboque obligatorio luego de un curso
básico intenso el profesional tendrá lineamientos hacia donde seguir pero no
caminos precisos a seguir.
Para la cuestión pericial hoy es requisito único el título de grado, lo cual
convierte al psicólogo en un técnico testista que con buen material de
aplicación, el DSM IV y una lectura meticulosa de algún libro de técnicas de
entrevista puede sortear con cierta hidalguía la tarea propuesta lo cual no
significa que aporte necesariamente a la resolución del problema. Resultado
de esto suelen ser pericias contradictorias realizadas por colegas y que sin
embargo su realización ha sido técnicamente irreprochable.
Mucho se define en las ideas previas que el psicólogo tenga de la situación
y por sobre todas las cosas de la concepción de niñez con las que se acerque
al problema. Sabido es que cada época histórica acuñó una concepción
particular sobre la niñez con extremos que van de lo sacrificial por un lado
a sujeto pleno de derecho por otro, transitando por los mas variados estilos
en medio de avances y retrocesos.

Mas allá de todo esto el maltrato sistematizado y natural hacia los niños es
una constante que se impone independientemente de la concepción que la
sociedad sustente. En todo caso la variable es un mayor o menor grado de
impunidad y la presencia o no de sectores dispuestos a reivindicar los
derechos porque la sociedad, salvo cuando alguien coloca la impudicia en la
vidriera no parece tomar las cartas sobre el asunto de tanta aberración.
Como regla general la Justicia, excepción hecha de algunos adelantados ha
venido optando por la cosificación de la niñez independientemente de la
letra escrita.
Los discursos dentro del ámbito judicial responden a la concepción sumisa al
Juez patriarca y es esa la realidad con la que suele encontrarse un
psicólogo inmerso en el sistema. La aparición de los Tribunales de Familia
viene a intentar modificar la orientación pero estamos en los comienzos de
la construcción.
En términos de discurso judicial el psicólogo ha de navegar hoy entre dos
concepciones predominantes y aparentemente irreconciliables, aquella que
considera al niño objeto de protección y la que lo considera sujeto pleno de
derecho.
Filosóficamente ambas concepciones podrían ser atendibles y combinables.
Imposible obviar que en nombre de la protección se ha cometido todo tipo de
atropellos contra la niñez entre lo que podemos citar la exclusión del hogar
y la institucionalización cuando son objeto de delitos, el silenciamiento de
su palabra y la libre disposición sobre su persona que cualquier Juez puede
ejercer. El abandono absoluto de esta concepción lleva al riesgo de abandono
en situaciones donde se hace imperioso que la Justicia intervenga, sobre
todo allí donde pobreza, delito y desidia son una combinación explosiva.
La Convención Internacional por los derechos del Niño, incorporados a
nuestra Constitución Nacional y Capitalina vino a dar con la dignidad negada
sobre la palabra del niño y el libre ejercicio de sus derechos. En países
como los nuestros donde la injusticia y el maltrato hacia los niños es
moneda corriente esta legislación tiende a garantizar los derechos negados y
a construir. La contracara es que esta legislación trae el reclamo troyano
de los organismos internacionales que apunta a la baja encubierta de la edad
de imputabilidad y la consecuente judicialización del delito infantil,
independientemente de los juegos de palabras que se utilicen para disfrazar
esta situación.
Como decíamos en un seminario sobre Violencia Escolar: " No es sacando las
tropas a la calle como vamos a solucionar los problemas de violencia, ni
poniendo la convención en manos de los abogados penalistas."
Hay otras formas de intervención que hemos probado efectivas desde nuestras
listas y foros y que es la utilización de todos los recursos intrajudiciales
que se nos faciliten combinados con la movilización que lleve al compromiso
público a través de medios de comunicación clásicos y modernos como Internet
cada vez que se evidencia privación de Justicia hacia el derecho de la
niñez.
La Movida santiagueña que promovimos y de la que tanto se ha hablado es una
cabal muestra de la efectividad de recursos creativos y no convencionales
que conlleven la intención de sensibilizar a la gente. Gracias, tengan
buenas noches!!!!


* Panel de Ética y Psicología en Fundación San Javier el 21 de Octubre de 2005