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Unas Pocas Reflexiones Sobre El Fallo Cromañón

 

Jorge Garaventa

 

Lo que aporto es solamente mi humilde punto de vista con conciencia plena de que la más autorizada de las opiniones corresponde a los Familiares que son quiénes iniciaron, fogonearon y sostuvieron el Juicio. Que hoy todos los responsables, menos Ibarra, estén condenados y otros a la espera de ser Juzgados es producto de la lucha que aquellos, acompañados por  Sobrevivientes y Amigos, llevaron adelante. Hago propio un granito de arena de esa lucha y desde ahí pongo en circulación mi palabra.

He tenido oportunidad de leer aspectos resolutivos del fallo y fundamentos de las condenas.

Los argumentos que sirven a Casación para condenar a Fizsbin, Fernández y Torres producen un gran sentimiento de impotencia ya que su lectura no deja lugar a dudas de que Ibarra debió haber sido procesado…y ni siquiera fue llamado a declarar.

La espectacularidad del fallo puede llamar a confusiones o falsos optimismos. Es verdad que se igualó la responsabilidad de todos los involucrados, pero no menos cierto es que esencialmente disminuye a la mitad como techo lo que eran condenas efectivas al doble en los casos de Chabán, Argañaraz y Díaz.

La Cámara cambia la calificación para el delito de Chabán y le aplica el mismo criterio a la totalidad del grupo Callejeros. Ya no será incendio doloso sino culposo  habida cuenta que el Tribunal establece con criterio atendible que los acusados no tenían intención de matar. El razonamiento es sesgado ya que otro aspecto del estrago doloso es que el acusado se figure previamente lo que pueda ocurrir y no haga nada para evitarlo. En el caso de Chabán, (nos vamos a morir todos), y en el de Fontanet, (haganle caso a Chaban porque sinó se va a incendiar todo), son sus propias palabras las que actúan como evidencia.

Casación tuvo la oportunidad, y la desechó, de ahorrar un nuevo período de sufrimiento y espera para familiares de las víctimas y acusados. Podría haber fijado las penas y  por ende, dejar a la Corte Suprema como instancia superior de apelación. Sin embargo decide, en una errónea aplicación del concepto de garantismo, devolver las actuaciones al Tribunal Oral 24 para que este fije las penas, habilitando una segunda instancia de apelación, lo cual redunda en una innecesaria extensión del Juicio que sin dudas llegará hasta la Suprema Corte.

El Tribunal 24, duramente criticado por Casación por valorar incorrectamente las pruebas, debe ahora colocar penas a quienes consideró inocentes luego de un año de audiencias, o a quienes condenó como máximos responsables. No es difícil adivinar cual será el número que colocarán en cada casillero, ni cuales serán beneficiados o perjudicados en este múltiple choice que insólitamente deben completar.

No está en mi esencia desear cárcel a nadie, pero tengo el sueño de que la Justicia sea un valor incuestionable. Si tarda, si se nutre de argucias, si solo es para algunos, está lejos de serlo.

Mientras tanto, 194 familias esperan reparación desde hace casi 7 años, y miles de sobrevivientes necesitan que la Justicia les demuestre que no quedó impune la cuestión de que alguien hipotecó su futuro.

 

*psicólogo