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Sembrando Violencias

 

 

Jorge Garaventa

 

Las especulaciones acerca de las razones por las que  Kevin, de 17 años fue muerto por otro adolescente, éste de 15 años informarán apenas de una pequeña porción de la realidad y poco aportarán a la prevención de una problemática en plena expansión, independientemente de que no siempre culmine en un homicidio.

Como trágica conmemoración y como `prueba de que las violencias no se solucionan con observatorios que planifican seminarios, con leyes que endurecen las penas, o con bajar la edad de imputabilidad, esta tragedia llega justo a los cuatro años de la masacre de Carmen de Patagones, aquella que al decir desde los estrados oficiales, marcaría un antes y un después en las políticas que apunten a erradicar la violencia juvenil.

Será erróneo que, si mientras dura la noticia en cartelera ganan los espacios quiénes, especulando con el horror social ante su propio producto, pretenden suprimir o encarcelar a los jóvenes.

La verdadera semilla de estas situaciones es que la violencia en grado extremo y los modos violentos de resolver situaciones se aprenden, y que en esto no hay sector social, ni individuos ni instituciones que puedan hacerse los distraídos. No estoy diciendo que todos somos responsables, que fue el argumento que esgrimió la última dictadura militar y que se suele tomar como bandera para diluir responsabilidades concretas, pero si que seguramente nadie ha de sorprenderse. Que los jóvenes adolescentes comiencen frecuentemente a matarse entre sí “es lo que se veía venir”. De allí a la naturalización del crimen hay apenas un paso.

Los jóvenes empiezan a beber, ya desde niños, que la eliminación del adversario es la forma más radical, efectiva y adecuada de resolver los conflictos de relación. Se ve en los juegos electrónicos, en el cine, la televisión...en la vida cotidiana.

¡Que bueno que aquella bailarina por un sueño se rompa un tendón en una caída y deje el lugar a la que más nos simpatiza!; ¡que alegría la amnesia angustiada de aquella estudiante adolescente ante las cámaras, que ya no será la última pasajera!

Estas son las situaciones de aprendizaje subliminal de violencias. Son apenas dos de los muchos espacios que la juventud observa y habita y que actúan como auténticos narcóticos de la solidaridad y la misericordia. Formas siniestras de aprender que el otro es un estorbo al que hay que eliminar y ya no importa como.

La sociedad es un caldo de cultivo violento, y es una estafa a la honestidad decir que siempre ocurrió, porque eso sencillamente desresponsabiliza. Lo que estamos cosechando hoy se sigue sembrando hoy y de las formas más sutiles.

Tres jóvenes, por lo que fuera, cayeron horriblemente masacrados en un descampado bonaerense. Como respuesta, dos ministros, responsables de la seguridad de la población, debaten obscenamente acerca de si los mató un cartel o tres mexicanos sueltos.

Kevin cayó acribillado por cuatro balazos de odio aprendido por otro adolescente. ¿Previene saber si fue una novia, una gastada o una deuda?.

Los adultos siguen pregonando que la letra con sangre entra, que nada más pedagógico que un cachetazo a tiempo. Otros adultos, que no pegan, saben que hay niños criados a los golpes, y se horrorizan por lo bajo, porque son cuestiones privadas.”Pobre pibe, como le pegan”, decían en mi pueblo. “Que criminal!”, condenaban años después.

No hay voces al unísono que condenen la violencia contra la niñez, la educación golpeadora, pero si mucha firmeza para pedir que “los jóvenes asesinos se pudran en la cárcel”

Son las mismas voces que al golpear a un niño le están enseñando que así se hacen las cosas, que los cuerpos no valen, que el dolor es pedagógico y que hay gente que merece sufrir la violencia.

La muerte de Kevin, como otros productos de la violencia juvenil puede servir de prevención, o de modelo a imitar. Y eso no depende de los jóvenes sino de quienes tiene posibilidad de producir políticas efectivas de saneamiento social, que no son precisamente las que apunten a eliminar la manzana podrida sino a respetar las cadenas de conservación...de la especie.

 

*moderador del foro electrónico Psicología y Niñez